Vidión




El mago miraba a la oscuridad que se extendía al otro lado de la ventana. Vidión no podía ver lo que se encontraba al otro lado desde donde estaba. Sólo veía a un mago de túnica oscura y raída mirar las ruinas de una ciudad que había caído por culpa de la magia en manos de hombres que habían olvidado su pasado. Desde donde estaba, podía ver las facciones del mago cuando los rayos lo iluminaban. Si creyera en dioses e existiera un dios que encarnara al cansancio, la impotencia y una profunda tristeza, esas serían sus facciones.

- Así que ya vez, Vidión, dales a los hombres un poco de esperanza y esto es lo que hacen con ella. Dales una semilla y encontrarán la forma de convertirla en un arma.

Su voz era profunda y grave. Sus palabras vibraban en su pecho.

- No todos los hombres son así, mago. No todos.

- ¿No? - el mago se volvió de repente hacia él antes de voltearse de nuevo y mirar lo que sea que viera al otro lado de la ventana.- No, no todos... Los cobardes y perdidos son los culpables de todo esto, la sangre que lleva a la lluvia roja al río es la de los valientes, el llanto que escucho es el de los que no están acostumbrados a tomar decisiones por sí mismos. Los inteligentes son los que lo miran todo con una fría consternación. Como si ahora fuera el momento de preocuparse y salir al mundo.

El mago clavó su mirada oscura en él de nuevo y señaló la ventana.

- ¿Donde está la belleza? ¿Dónde están las verdades?

- Muchos hombres encuentran sus verdades en la guerra, cuando lo que está en riesgo es tan... definitivo.

- Ah... los hombres encuentran sus verdades en la guerra.

El mago se acercó a él y le puso una mano en el hombro.

- Si es así, el mundo está a punto de llenarse de verdades.

Salió de la habitación y Vidión lo vio desaparecer bajo la lluvia. ¿Qué verdades había encontrado él en todo esto? Más le valía haber encontrado algo que valiera la pena llevarse al otro mundo, porque si  había entendido bien lo que había detrás de las palabras de ese extraño visitante, los magos acababan de declararse en guerra.

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