Cuando despertó, la piedra bajo sus piernas estaba helada. Sin mover nada más que sus ojos, vio uno de sus brazos y lo encontró irreconocible. Una rama que se partiría con el menor esfuerzo. No era más que una carcasa vacía a punto de desintegrarse en un viento todavía lleno de cenizas. Le quedaban unas horas... quizá menos. No sentía nada por fuera... pero algo se agitaba en su interior. Muy lejos, muy profundo. Donde antes no había nada, ahora había algo. Mientras moría lentamente sentado entre las ruinas de la aldea que alguna vez había sido suya, algo había sido vertido en él, gota a gota. Algo que no le pertenecía... algo que no era suyo. Mientras esperaba a que su conciencia desapareciera, otra conciencia había dejado su semilla y en el fondo de su mente incoherente... la semilla crecía.
Cuando despertó, la piedra bajo sus piernas estaba helada. Sin mover nada más que sus ojos, vio uno de sus brazos y lo encontró irreconocible. Una rama que se partiría con el menor esfuerzo. No era más que una carcasa vacía a punto de desintegrarse en un viento todavía lleno de cenizas. Le quedaban unas horas... quizá menos. No sentía nada por fuera... pero algo se agitaba en su interior. Muy lejos, muy profundo. Donde antes no había nada, ahora había algo. Mientras moría lentamente sentado entre las ruinas de la aldea que alguna vez había sido suya, algo había sido vertido en él, gota a gota. Algo que no le pertenecía... algo que no era suyo. Mientras esperaba a que su conciencia desapareciera, otra conciencia había dejado su semilla y en el fondo de su mente incoherente... la semilla crecía.
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Cuento
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