Ejercicio palabras



Recelo      talento      agujero      oportunidad      recompensa      acogedor      cicatriz     trágico
accidente      viejo      muertos      aire      preocupación      imágenes      confusión      final

Y al final le tenía recelo a cualquier cosa buena que se le apareciera en el camino. Miraba sus manos a menudo esperando que se manifestara de repente algún talento que lo arrastrara a hacer algo... cualquier cosa. En cambio, lo que sentía era un agujero en el pecho y cada día se levantaba sintiendo que había perdido todas las oportunidades del día anterior. No es que se le diera bien el existencialismo, pero tampoco era precisamente una opción. Salía de la cama cada mañana y andaba por un mundo que parecía pertenecerles a otros, siempre buscando... algo. Sinceridad, significado. El mundo lo devolvía a la cama cada noche, no con tristeza, sino más bien con apatía. Lo intentaba todos los días y eso había comenzado a significar "vivir" para él. El mundo era inmensamente complejo en la superficie y mundano si eras capaz de ver más allá. A veces se levantaba y sentía que era al revés. El mundo que observaba parecía estar lleno de recompensas que simplemente no podía disfrutar. Se sentía agradecido por muchas cosas, pero no era suficiente como para sentir que se movía cada segundo motivado por "motivos llenos de significado". Recordó ese libro de Hesse que había leído hace unos años. Algo sobre que el mundo no pedía ninguna iluminación o crecimiento espiritual, sino que era una acogedora habitación burguesa en la que se estaba completamente satisfecho con la comida y la bebida. Habían recuerdos y frases como esas que ahora sentía como cicatrices en el tejido sensible de su existencialismo. Frases que lo habían hecho sentir mucho en el pasado, pero que ahora se perdían en medio de su habitación burguesa. Había olvidado cómo ver lo trágico en el mundo y agradecer poder sentir de forma tan intensa. Su vida parecía ser un accidente. Potencial para algunas cosas, pero pasión por ninguna. Lo que antes lo deprimía ahora le daba fortaleza y ahora podía mirar al mundo con optimismo. Soñar sin quemarse, caminar sin caer y levantarse una y otra vez. Sin embargo, el mundo seguía siendo... lo que era y nada más. La historia comenzaba a hacerse vieja y sus muertos desaparecían siempre sin dejar rastro. Todavía lloraba de vez en cuando hasta parar por falta de aire. Pero al día siguiente, sus preocupaciones parecían pertenecerle a otra persona. Las imágenes en su mente siempre eran distintas a las del día anterior. "Vivía" en esa confusión constante pero sutil. No le dolía y a veces le dolía demasiado. No quedaba más que preguntarse si realmente podría seguir así hasta el final... fuera lo que fuera y significara lo que significara.

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